Cómo son los planetas similares a la Tierra que acaban de descubrir y por qué son potencialmente habitables

Giran en torno a una estrella enana, más roja y más fría que el Sol, a 40 años luz de la Tierra.

Es «un cambio de paradigma», «un paso de gigante en la búsqueda de vida en el universo».

Así han descrito Emmanuël Jehin, de la Universidad de Lieja en Bélgica, y Julien de Wit, del Instituto de Tecnología de Massachussetts (MIT), Estados Unidos, el reciente hallazgo de tres exoplanetas —situados más allá del sistema solar— parecidos a la Tierra y potencialmente habitables.

Ambos forman parte del equipo que llevó a cabo el descubrimiento y cuyas conclusiones publica la revista especializada Nature.

Los tres cuerpos tienen un tamaño similar a la Tierra y orbitan alrededor de una estrella enana a 40 años luz de distancia de nuestro planeta, en la constelación de Acuario.

El nombre que los científicos le dieron a la estrella es TRAPPIST-1, por el telescopio con el que fue descubierta, el TRAPPIST (TRAnsiting Planets and PlanetesImals Small Telescope), instalado en el Observatorio La Silla de Chile.

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Image captionSe descubrieron gracias al telescopio TRAPPIST-1 del Observatorio de la Silla, en Chile.

Y fue con ese mismo aparato con el que Jenin, De Wit y el resto del equipo se dieron cuenta de la existencia de los tres planetas, TRAPPIST-1a, TRAPPIST-1b y TRAPPIST-1c.

Lo hicieron al detectar que la estrella se desvanecía ligeramente a intervalos regulares, lo que significa que varios objetos pasaban entre ella y la Tierra.

Así, lo que veían los astrónomos eran continuos mini eclipses.

Primera vez

La estrella es enana y débil, un tipo muy común en la Vía Láctea —representan el 25-50% de los objetos estelares de la galaxia, según De Wit—, pero era la primera vez que descubrían un sistema planetario en torno a una de ellas.

Fue después, con observaciones realizadas con telescopios más grandes, como el Very Large Telescope de ocho metros del Observatorio Europeo Austral (ESO) de Chile, cuando pudieron constatar el tamaño de los planetas, similar al de nuestro planeta.

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Image captionEstán entre 20 y 100 veces más cerca de su estrella que la Tierra del Sol.

Es en eso en lo que se parecen a la Tierra.

Pero a pesar de las similitudes, las diferencias con nuestro planeta son muchas.

Sus periodos orbitales, por ejemplo, no tienen nada que ver con los de la Tierra.

El de dos de ellos es de entre 1,5 y 2,4 días respectivamente; es decir, sus años duran en torno a dos días.

En cuanto al tercer planeta, los astrónomos no han podido determinar con tanta exactitud cuánto tarda en dar la vuelta alrededor de la estrella. Han establecido un rango de entre 4,5 y 73 días.

La consecuencia de estos periodos orbitales tan cortos es que «los planetas están entre 20 y 100 veces más cerca de su estrella que la Tierra del Sol», explicó durante la presentación del estudio el responsable del equipo de astrónomos, Michaël Gillon, del Instituto de Astrofísica y Geofísica de la Universidad de Lieja.

Además, los científicos creen que los tres exoplanetas están sincronizados, de la misma manera que la Luna lo está con la Tierra.

Como consecuencia, señalan los expertos, mostrarían siempre la misma cara a su estrella.

Así, al igual que nuestro satélite, una de sus caras permanecería siempre oculta, a oscuras y fría.

En la «zona habitable»

Pero a pesar de las diferencias para con la Tierra, «si queremos encontrar vida en otros lugares, ahí (en estos tres planetas) es donde debemos comenzar a buscar», aseguró Gillon.

Y es que, el científico asegura que los dos planetas más cercanos a su estrella reciben cuatro y dos veces más radiación que la Tierra respectivamente, mientras el tercero recibiría menos que nuestro planeta.

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Image captionPara saber si hay algún agente biológico en los planetas, los expertos antes deben conocer más datos de su composición química.

Eso los pondría justo dentro de la «zona habitable», la región alrededor de la estrella en la que temperatura, la luminosidad y el flujo de radiación permite la existencia de agua en forma líquida.

De hecho, los investigadores especulan que de haber vida en estos planetas existiría en la zona con alba perpetua.

Pero eso está lejos de comprobarse.

Antes habrá conocer más datos de las composiciones químicas de las atmósferas de los nuevos exoplanetas y saber si poseen la química que delate algún agente biológico en ellas, como presencia de metano, ozono o dióxido de carbono.

Y los expertos esperan poder hacerlo gracias a alguno de los telescopios gigantes ahora en construcción, como el E-ELT de ESO y el James Webb Space Telescope de la NASA y las agencias espaciales de Europa y Canadá. Se espera que estos se inauguren en 2018.

Pero a pesar de ello, aseguran desde ya que estamos ante un «cambio de paradigma en la búsqueda de vida en el espacio».

fuente.voanoticias

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