La desaceleración china, que tanto preocupa al mundo, no ha afectado las inversiones del gigante asiático en América Latina.
En 2015, la región recibió la mayor cantidad de financiamiento de bancos estatales de los últimos cinco años y la segunda más grande desde que se materializó a principios de siglo el interés chino en Latinoamérica.
Y según Diálogo Interamericano, una organización con sede en Washington, loscasi US$29.000 millones otorgados por la banca estatal china el año pasado–US$19.000 millones más que en 2014– superaron a los préstamos conjuntos del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El financiamiento chino se concentran en dos grandes capítulos: la inversión en infraestructura y el financiamiento de actividades extractivas.
Y Brasil es el máximo receptor, con US$10.600 millones, seguido muy de cerca por Venezuela con US$10.000 millones y Ecuador con US$7.000 millones. Entre los tres reciben el 97% del total.
El interés chino en Venezuela sorprende dadas las dificultades que atraviesa el país suramericano que, según algunos analistas, podrían terminar en una cesación de pagos a fines de año.
En este sentido la visita a Pekín esta semana del ministro de Petróleo y Energía de Venezuela, Eulogio del Pino, y del vicepresidente de Planificación, Ricardo Meléndez, puede ser tanto una reafirmación de los lazos bilaterales como una dura negociación en el marco de las dificultades de la economía bolivariana.
Margaret Myers, directora del Programa China-América Latina de Diálogo Interamericano, señaló a BBC Mundo que el vínculo bilateral se encuentra en un año clave.
«La inversión china no es ideológica. Es pragmática y económica. En el caso de Venezuela los préstamos no son tanto una muestra de confianza como una apuesta estratégica y un intento de proteger sus activos en un momento complicado», explicó Myers.
«El tema es que el esquema utilizado hasta ahora, de acuerdos con garantía petrolera, está mostrando fisuras», agregó.
Petróleo y vacas flacas
Una señal de las dificultades es que de los US$10.000 millones que recibió Venezuela el año pasado, la mitad fue un préstamo al estado venezolano para refinanciar su deuda y la otra mitad tuvo como destino a la estatal petrolera PDVSA.
«La modalidad ha sido la misma. Una parte de los préstamos que Venezuela recibió de China lo paga con producción petrolera. Cuando el precio del petróleo era alto ambas partes se beneficiaban. Ahora que bajó tanto, es un problema para los dos países», señala Myers.
Con el precio que tuvo a principios de febrero de $US24 el barril, Venezuela necesita producir 800.000 barriles para el servicio de su deuda
Cuando el precio estaba a US$100, requería menos de la tercera parte: unos 228.000 barriles.
La realidad es que hoy la producción petrolera venezolana no puede crecer al ritmo necesario para compensar esta caída de los precios.
De ahí que unos US$5.000 millones del préstamo del Banco de Desarrollo de China (CDB, por sus siglas en inglés) el año pasado se destinaran a este objetivo: estimular la producción.
O, en otras palabras, a fortalecer la capacidad de pago.
Temores chinos
Desde 2007, Venezuela recibió un 52% del financiamiento de bancos estatales chinos a la región, equivalente a US$ 65.000 millones.
La relación marchaba sobre rieles mientras Venezuela crecía económicamente (más del 5% promedio entre 2005 y 2012) y el precio del petróleo flotaba por las nubes.
A partir de 2013, con la caída de los precios la economía entró en un proceso de fuerte desaceleración que desembocó en los dos últimos años en una recesión con altos niveles inflacionarios.
El cambio no pasó inadvertido en China. En diciembre del año pasado, la influyente Academia de Ciencias Sociales de China calificó a Venezuela como el segundo país más riesgoso de una lista de 36 naciones en desarrollo.
El viernes el ministro de Finanzas confirmó el pago de 1.543 millones de dólares del vencimiento de su bono Global 2016 más intereses luego de que China se negara a conceder un período de gracia de dos años.
En el Banco Central hay unos US$13.000 millones y Venezuela tiene que saldar, según el Banco Barclays, unos US$7.000 millones de deuda con el gigante asiático este año.
«Está claro que China enfrenta un dilema. Por un lado, quiere recobrar sus préstamos y por otro, es consciente de la debilidad actual de Venezuela. Nunca hay que olvidar, sin embargo, que Venezuela es para China un alianza estratégica por sus reservas de petróleo», señala Myers.
¿Qué futuro?
Si, tal como dice Confucio, para predecir el futuro hay que «estudiar el pasado», se podría vaticinar que China no le va a soltar la mano a Venezuela.
«China ha renovado las deudas de Venezuela en el pasado: esta ha sido su política», señaló Myers a BBC Mundo.
La delegación venezolana que llegó a Beijing a fines de febrero encontró un «respaldo» a la «agenda económica bolivariana» que busca desarrollar 14 motores económicos como alternativa a la caída del precio petrolero, entre ellos, el sector farmacéutico, industrial, forestal y turismo.
Pero la estrella es el «Arco Minero» que va desde la Guayana Esequiba (oriente) hasta la frontera con Colombia (occidente) y tiene grandes reservas de oro, coltán, diamantes, hierro, bauxita y otros minerales.
En declaraciones a Reuters este martes el ministro de Petróleo y Energía, Eulogio del Pino, dijo que están en conversaciones con la banca internacional para reestructurar parte de sus pagos por US$3.500 millones y evitar un default a finales del año.
«Toda la arquitectura financiera que permita un commodity como el oro, el petróleo, la vamos a hacer. Si las condiciones son las adecuadas (…) todo eso está pensado. No se puede descartar ninguna idea», explicó.
El tiempo no ayuda.
Con una contracción en su producto interno bruto (PIB) del 5,7 % en 2015 y una inflación del 180,9 % Venezuela necesita soluciones urgentes.
fuente:bbcmundo