«Hubo mucho interés en gestar una leyenda negra en torno a él»: entrevista con la nieta de Pancho Villa a 100 años del asesinato del general mexicano

Aunque este 20 de julio se cumplen ya cien años del asesinato de Francisco “Pancho” Villa, son muchas las incógnitas y la polémica que siguen rodeando su figura.

Lo sabe bien Guadalupe Villa, historiadora y nieta del líder de la Revolución mexicana que lleva estudiando y escribiendo sobre él más de cuatro décadas.

Ella es perfectamente consciente de que su abuelo, quien continúa siendo uno de los personajes más recordados de aquel período histórico, aún provoca sentimientos enfrentados.

Considerado por muchos un héroe que luchó por la justicia social, o calificado por otros como un asesino sin escrúpulos. O se le ama, o se le odia.

Su nieta, lejos de justificar los crímenes y episodios negativos atribuidos al general, recomienda no juzgar lo sucedido hace más de un siglo con una mirada actual y tener siempre presente el contexto de guerra en el que ocurrieron.

“No niego que haya habido hechos de sangre, pero hubo mucho interés en gestar una leyenda negra muy tremenda en torno a él”, asegura la experta en esta entrevista .

Linea gris

¿Qué le parece que el gobierno de México declarara este 2023 como el “Año de Francisco Villa, el revolucionario del pueblo”?

Creo que a este gobierno le interesa mucho la historia, lo vemos en las referencias del presidente [Andrés Manuel López Obrador] a hechos históricos en sus conferencias.

En cambio, cuando se conmemoró el centenario de la Revolución mexicana en 2010, gobernaba el PAN y nos dijeron que le iban a dar más peso a la independencia de México… mientras que los gobiernos del PRI siempre festejaron la Revolución el 20 de noviembre. Así que esto ha ido cambiando con los años.

¿Cree que esta conmemoración refleja el sentir de todos los mexicanos?

Bueno, la figura de Villa es muy polémica. Por supuesto que creo que tiene más adeptos que detractores, pero eso pasa con muchas figuras históricas. Hay filias y fobias hacia él entre el público, escritores, historiadores…

Sus detractores se quedan con que era un ladrón o un asesino, pero a la Revolución y a las guerras uno va a matar o morir. No pretendo justificar nada, solo que hay que entender el momento y las circunstancias en que surge este personaje.

Guadalupe Villa

Guadalupe Villa, historiadora y nieta del revolucionario mexicano, lleva 40 años estudiando la figura de su abuelo.

Siempre llama la atención ese sentir contrapuesto entre quienes lo consideran un héroe y quienes lo tachan de villano. ¿Hay algo de verdad en ambas visiones?

Obviamente no se pueden negar hechos negativos relacionados con Villa, pero en las guerras la gente puede sacar lo mejor y lo peor de ella. Y no es que disculpe lo que sucede ahí: las guerras son violentas y hay una serie de hechos que no son justificables.

No niego que haya habido hechos de sangre, pero en todos estos años que llevo estudiando a Villa, me he dado cuenta de que hubo mucho interés en gestar una leyenda negra muy tremenda en torno a él.

En la segunda etapa de la Revolución, cuando los revolucionarios se pelean entre sí, Villa había crecido tanto que al presidente Venustiano Carranza —que era quien tenía el control de las noticias publicadas en los periódicos— no le interesaba eso.

Entonces se difundieron muchas cosas que se le atribuían a Villa sin ser ciertas. Él decía que muchos hombres que se habían separado de él comenzaron a hacer correrías por su lado. A donde llegaban, gritaban “¡Viva Villa!”, y entonces no se podía saber si realmente eran revolucionarios o simples bandidos aprovechando ese momento de turbulencia y confusión.

Pero está claro que ocurrieron algunos episodios liderados por Villa como el fusilamiento masivo de soldaderas en Camargo, el ataque a la población de Namiquita y la violación de sus mujeres, la masacre contra los pobladores de San Pedro de la Cueva… Fueron cosas horribles que no se pueden justificar, pero sí tratar de entender por qué suceden las cosas y en qué momento de la historia ocurrieron.

Pancho Villa

La figura de Villa (centro) sigue generando polémica 100 años después de su muerte.

¿Por qué cree que, un siglo después de su muerte, sigue siendo uno de los personajes de la Revolución más recordados?

Creo que aunque —al igual que Zapata— Villa perdió la Revolución, muchos mexicanos se identifican con él porque nació pobre, sufrió injusticias y persecución y parecía condenado a una vida miserable.

En el centenario del inicio de la Revolución, había gente que se enojaba porque decía que Villa y Zapata estaban presentes en todos lados: grafitis en las calles, pinturas, camisetas…

Es interesante cómo la gente ve y se apropia a estos hombres después de su muerte y se convierten en mercancía, algo que no he visto con Carranza ni con Álvaro Obregón.

De hecho, tras su muerte, para algunos se convirtió en una especie de santo laico, si eso es posible. Porque le dedican oraciones, hay gente que lo venera cuando se celebra su natalicio, le ponen veladoras…

Desde luego que es muy interesante ver cómo se mantiene vigente tras tanto tiempo, y eso es debido a que la gente le ha dado más peso a su actuación revolucionaria y la búsqueda de justicia social con lo que se identifica tanta gente.

Usted que lleva tantos años estudiándolo, ¿por qué conocemos tan poco de los primeros años de Villa?

Es cierto que a pesar de que se ha escrito tantísimo de él, todavía quedan muchos detalles por descubrir. Entre ellos, que prácticamente ignoramos los orígenes de quien fue bautizado como Doroteo Arango Arámbula.

Sobre su procedencia se ha dicho que si era colombiano, que si era de la región vasca en el norte de España… También hubo quién aseguró que su verdadero apellido era López Negrete y era hijo ilegítimo de un hacendado español.

De hecho, una vez me llamó por teléfono un señor con ese apellido y me propuso hacernos unas pruebas de ADN a mí y otros familiares… pero no le salió ningún parentesco con nosotros.

Lo que sí sabemos es que nació en el estado de Durango en medio de una extrema pobreza. En sus memorias se habla de un niño que debe luchar contra el hambre, el frío, el maltrato…

Precisamente lo interesante es cómo pudo superar todo eso a lo que podría haberse sentido condenado pero, lejos de conformarse, su aversión a esa forma de vida le dio el impulso necesario para cambiar la suya y la de su familia.

Pancho Villa

Villa continúa siendo uno de los personajes más populares y carismáticos de la Revolución.

¿Cuál podría considerarse su principal legado?

Creo que su amor por que los niños se educaran, porque pensaba que solo así México podría salir adelante, y que le llevó a la fundación de escuelas y apoyar a orfanatos.

Algunos profesores contaban cómo a Villa le gustaba visitar la escuela cuando estaban en clases y se sentaba a escucharlos, y cómo le tomó gusto a la lectura con el paso de los años.

Su propia falta de acceso a una educación escolar hizo que se convirtiera en una auténtica obsesión para él proteger y dar educación a los niños. Una de sus frases era: “el día que un maestro de escuela gane más que un general, entonces se salvará México”. Eso me parece hermosísimo.

Como nieta de Villa a quien no llegó a conocer, ¿qué presencia tenía el personaje en su casa?

Cuando él murió, mi papá [su hijo] solo tenía 9 años, pero guardaba recuerdos imborrables y hablaba mucho de él.

Cuando yo era niña y escuchaba esas historias, no tenía idea del personaje que era. Además, todavía había muchos sobrevivientes de la Revolución que habían ganado la guerra, por lo que su figura estaba muy satanizada.

Fue realmente en la universidad que comencé a estudiarlo y adentrarme en su historia, hasta que el personaje me atrapó y entendí quién había sido mi abuelo. Desde entonces le he dedicado muchos años de mi vida a difundir todo lo bueno que hizo para contrarrestar esa leyenda negra que tiene mucho de mentira.

Pancho Villa

Tras deponer las armas, Villa pasó sus últimos años en la hacienda de Canutillo, en Durango.

¿Y qué historias contaba su papá?

Hablaba sobre su vida en la hacienda de Canutillo [la residencia de los últimos años de Villa], donde reunió a algunos de sus hijos de diferentes mamás, entre ellos a mi papá.

Él nos decía que los niños estaban siempre muy bien vestidos y así iban a comer. Pero un día mi papá llegó sin saco [prenda superior del traje] y Villa lo castigó. Después supo que era porque mi papá se lo había regalado a un niño que tenía frío.

También nos contaba cómo un día, jugando en un gallinero, había encontrado enterradas monedas de oro. Se ve que Villa no confiaba mucho en los bancos y eso era su caja fuerte. O cómo los había enseñado a nadar, montar, e imagino también a disparar.

Todo era en relación a esa cercanía entre padres e hijos. Y es que los seres humanos vamos evolucionando, unos para bien, otros para mal… y creo que Villa lo hizo para bien. En su última etapa, él quería tener una vida tranquila, lejos de los balazos y la violencia.

Creo que como compañero debía ser deplorable, pero como papá fue muy responsable, incluso con los hijos que no vivieron en Canutillo.

¿Qué tan fácil es lidiar con esa doble faceta de historiadora y, a la vez, nieta de un personaje histórico al que se le atribuyen esos episodios terribles?

Pues no hay más remedio que aceptar lo que es evidente. Por eso yo intento explicar por qué sucedieron las cosas como historiadora.

Tengo una hermana que escribió un libro sobre Villa y mi tía dejó de hablarle porque decía que había cosas que no se debían decir en público.

Cuando la familia conoce algunos hechos de él no los acepta, porque creen que son mentira o injustos. Pero una cosa es el aspecto familiar y otra los hechos históricos. Entonces sí, es un poco difícil.

Pancho Villa

fuente.bbcmundo

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