Estados Unidos se prepara para una llegada masiva de migrantes a su frontera sur ante el cambio de las políticas de asilo a partir de este viernes.
Miles de personas, provenientes sobre todo de América Latina, se apresuran a intentar entrar ahora al país, mientras otras esperan a hacerlo cuando se produzca el cambio en la medianoche del viernes.
Por ello el gobierno federal y el de Texas han desplegado efectivos de seguridad en las ciudades fronterizas.
Este jueves 11 de mayo expira el Título 42, la medida adoptada durante la presidencia de Donald Trump que le otorga al gobierno el poder de expulsar por razones de la emergencia sanitaria de forma inmediata a los migrantes indocumentados y obligar a los que piden asilo a esperar en México a que su proceso sea revisado.
Ese nuevo escenario a partir del viernes ha atraído a más de 150.000 migrantes, quienes aguardan en los albergues y en las calles de los estados del norte de México a la espera de cruzar la frontera.
Algunos han intentado cruzar de manera irregular, en lugar de esperar.
Las ciudades tejanas de El Paso, Brownsville y Laredo han declarado el estado de emergencia y hacen frente a cientos de personas -la mayoría de América Latina, otras de China, Rusia y Turquía- que ya están allí y esperan que sus peticiones sean procesadas.
En el Paso, la gente duerme en la calle, se resguarda del sol bajo sábanas o reposa sobre cartones, según reportes de la agencia AFP.
El alcalde, Oscar Leeser, dijo que la ciudad se está preparando para que lleguen muchos más migrantes el viernes, a juzgar por un reciente recorrido por la vecina ciudad mexicana de Ciudad Juárez.
«Estimamos que en la calle hay entre 8.000 y 10.000 personas. Hay una caravana (de migrantes) que estará aquí cerca del día 11 (de mayo), así que estaremos tratando con entre 12.000 y 15.000 personas».
El gobernador de Texas, Greg Abbott, anunció el despliegue de 500 funcionarios de la llamada Fuerza Táctica de la Frontera, que estará en puntos críticos de la línea limítrofes para interceptar, revisar y devolver migrantes.
Estados Unidos insiste en que el fin del Título 42 no significa que se vayan a abrir las fronteras.
A partir del viernes, pasará a regir el Título 8,que permitirá expulsar a quienes entren de manera ilegal al país, con la prohibición de regresar en cinco años y consecuencias penales si lo intentan.
Los inmigrantes que quieran ingresar a Estados Unidos por los puertos regulares podrán volver a presentar solicitudes de asilo a través de una app y tramitar sus casos por la vía judicial.
Sin embargo, muchos migrantes han informado que la aplicación CBP One presenta muchas fallas y resulta complicado conseguir citas. También se espera que sea más difícil probar un caso de asilo, un proceso que lleva años. Los que sean rechazados serán deportados a sus países de origen o enviados de vuelta a México.
También se han abierto vías para que migrantes de Venezuela, Haití, Nicaragua y Cuba entren legalmente por avión si cuentan con un patrocinador en Estados Unidos que pueda hacerse cargo de ellos económicamente.
El presidente Biden tiene la presión de la oposición republicana, que asegura que la migración está fuera de control. Con las elecciones a 18 meses, Biden quiere evitar un flujo migratorio que pueda ser usado como arma política por sus rivales.
Abbot, el gobernador republicano de Texas, criticó las nuevas medidas de Biden y dijo que el gobierno «está poniendo la alfombra de bienvenida a la gente de todo el mundo».
El gobernador de Texas ordenó instalar una cerca de púas para dificultar aún más su ingreso, mientras Biden ha reforzado las fronteras con 4.000 agentes, incluyendo 1.500 militares que realizarán tareas administrativas durante 90 días.
Entretanto, el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, afirmó que están «preparados» para enfrentar la oleada de cruces irregulares en la frontera ante el fin de la medida.
En El Paso, el cruce más transitado, las autoridades están preparando escuelas vacías para usar como refugios y alistando medios de transporte para que los migrantes que acceden al país puedan viajar a los lugares donde los esperan familiares o amigos.
«Esto no acaba nunca, realmente necesitamos saber hacia dónde vamos», dijo el alcalde Leeser, que reclama una ley migratoria clara que parece imposible que sea aprobada en un Congreso en el que republicanos y demócratas mantienen posturas muy polarizadas sobre la migración.
fuente:bbcmundo