El autismo, también señalado como trastorno del espectro autista, es una afección del cerebro que afecta la forma en que la persona se comunica y sociabiliza con otros, también se verá afectada su conducta con patrones repetitivos y restringidos. Para el Consejo Nacional para el Desarrollo y la Inclusión de las Personas con Discapacidad, a nivel mundial, uno de cada 115 niños puede vivir con autismo, presentándose más frecuentemente en los varones, comenta el Dr. Adalberto González Astiazarán, jefe de neurología pediátrica del Centro Médico ABC.
El paciente que vive con autismo presenta una estructura afectiva deficiente, no logrando establecer relaciones adecuadas y con códigos de comunicación restringidos en comparación a otras personas.
El Dr. González Astiazarán, indica que este trastorno no es de fácil diagnóstico y, aunque actualmente hay información que ayuda a generarlo, como: conocer los rasgos autistas o las manifestaciones recurrentes en este tipo de pacientes, no existen elementos esenciales para el diagnóstico y se puede correr el riesgo de hacerlo de una forma
errónea o, incluso, sobrediagnosticar, situación en la cual, el tratamiento y seguimiento generan gastos y daños innecesarios al paciente.
Algunos de los síntomas que se relacionan a este tipo de pacientes se pueden llegar a explicar con depresión, trastorno por ansiedad, déficit de atención a temprana edad o, incluso, crisis epilépticas, lo que complica llegar a un diagnóstico certero de autismo, llegando hasta un error del 93% en su diagnóstico, señala el Dr. González Astiazarán.
Una vez documentada la existencia de la discapacidad afectiva y comunicativa, es de gran importancia reconocer los rasgos autistas, los cuales incluyen: aleteo de manos en niños pequeños, falta de contacto visual, conducta social aislada, conductas obsesivas o estereotipias, que son movimientos involuntarios y sin propósito pero que se realizan igual en cada repetición.
Es importante mencionar que presentar uno de estos síntomas no es sinónimo de autismo. Para lograr un diagnóstico certero, este debe contar con una parte clínica mediante exploración física y otra parte de hipótesis de trabajo que se realizan con cuestionarios, logrando establecer criterios centrales que ayudan a evaluar la posibilidad
de otro tipo de patología neurológica que puede estar influyendo en la conducta.
“La interacción con el paciente que tiene autismo debe respetar su forma de ser, sus pausas, sus rutinas. El médico, al presenciar la conducta del paciente, ofrecerá seguridad en sus rutinas, debido a que, al modificarse, le causan ansiedad. Por esto se exige un trabajo cauteloso y atento”, comenta el Dr. González Astiazarán.
En función a las particularidades de cada paciente, el tratamiento que se ofrecerá será específico. Puede iniciar con un entrenamiento a través de códigos de comunicación facilitada o lenguaje gestual. También, en caso de existir manifestaciones conductuales, emocionales, patrones del dormir, capacidad de enfoque o concentración, será necesario evaluarlos de manera individual. “Aunque se podrá considerar un tratamiento farmacológico, no todos los pacientes con autismo son candidatos para el uso de medicamentos”, indica el Dr. González Astiazarán.
También es importante evaluar la posible presencia de otras comorbilidades, como la epilepsia, que podrían dar un perfil autista sin serlo. Ante esto, es importante identificar las fortalezas y debilidades de cada niño para que un equipo multidisciplinario establezca el tratamiento adecuado para cada caso en donde se pueden presentar rasgos metódicos, obsesivos y rigurosos, que no solamente afectan al paciente, sino también a su familia o las personas que estén a su alrededor.
El Centro Neurológico ABC es líder en México en el diagnóstico, tratamiento e investigación; cuenta con escuelas de trabajo neuropsicológico y terapéutico, dirigido a ayudar al desempeño general de los pacientes a partir de los dos años, con ayuda de terapeutas y otros especialistas como audiólogos, neurofisiólogos, alergólogos, nutriólogos, gastroenterólogos pediatras, que ayudarán a asistir al paciente.
“Tenemos la responsabilidad de integrar con orden el diagnóstico del Trastorno del Espectro Autista, mediante el conocimiento de los signos y la experiencia en el seguimiento del desarrollo, con el objetivo de tener una detección temprana para mejorar el pronóstico y la calidad de vida del paciente y sus familiares” concluye el Dr. Adalberto
González Astiazarán.