Las encuestas revelan un preocupante gran número de judíos de Estados Unidos que se sienten desconectados de su identidad judía.
En respuesta, y con las Festividades judías, permítanme compartir, como lo he hecho en alguna ocasión en el pasado, lo que ser judío significa para mí.
1-Significa defender lo que es posiblemente el concepto más revolucionario y único en los anales de la civilización humana – el monoteísmo – introducido en el mundo por los judios y su corolario, la creencia inherente de que todos hemos sido creados a imagen de Dios (en hebreo, B’tzelem Elohim).
2-Significa que abarca el profundo significado simbólico que los rabinos dieron a la historia de Adán y Eva. Dado que toda la humanidad desciende de la pareja “original”, cada uno de nosotros, sea cual sea nuestra raza, religión o etnia, comparte el mismo árbol genealógico. Nadie puede reclamar superioridad sobre ningun otro.
3-Significa entrar en asociación con la Divinidad para la reparacion de nuestro mundo roto (en hebreo, Tikkun Olam), y reconocer que este trabajo no debe ser externalizado a una autoridad superior, o al “destino”, o a otras personas, sino que es mi responsabilidad durante mi vida.
4-Significa afirmar la vida: “He puesto ante vosotros la vida y la muerte, la bendición y la maldición, por lo tanto, elegid la vida, tanto tú como tu descendencia” (Deuteronomio) – y la elección moral que está en las manos de cada uno de nosotros para acercar un poco más la visión profética judía de un mundo en paz y en armonía.
5-Significa celebrar el hecho de que los judios fueron los primeros disidentes, entre los primeros en desafiar el status quo e insistir en el derecho de adorar de manera diferente a la mayoría. Hoy llamamos a esto pluralismo, y es un principio fundamental de las sociedades democráticas. También debe ser un componente esencial de las comunidades judías de todo el mundo.
6-Significa dar la bienvenida al esfuerzo judío pionero por establecer un código moral universal de conducta y tratar de actuar como si ese código de conducta fuera un GPS diario para buscar la justicia, tratar a mi vecino como me gustaría ser tratado, acoger al extranjero en medio de nosotros (y, debo añadir, el recién llegado al pueblo judío), a ser sensibles con el medio ambiente, y buscar la paz. No es casualidad que los Fundadores de Norteamérica eligieran palabras de la Biblia Hebrea para la Campana de la Libertad de nuestra nación: “Proclamad la libertad por toda la tierra y a todos los habitantes de la misma”. O que los Diez Mandamientos sigan siendo una guía ética para tantas personas en el mundo.
7-Significa reconocer que soy heredero y custodio de una civilización que tiene miles de años de edad, y que tiene en su interior abundantes riquezas de teología y fe, filosofía y ética, música y arte, etnografía e historia, y mucho más, suficiente para una vida de exploración y enriquecimiento infinita.
8-Significa experimentar la alegría indescriptible de pertenencia y comunidad en cualquier lugar que vaya en el mundo; celebrar el extraordinario impacto del pueblo judío, apenas una quinta parte del uno por ciento de la población mundial, a la vanguardia de las fronteras de la civilización mundial, incluyendo la obtención de un estimado del 22 por ciento de todos los premios Nobel del mundo; abrazar la centralidad de la discusión y del debate acerca de las grandes preguntas de la vida, formadas por multitud de enseñanzas judías a lo largo de los siglos; y maravillado por la determinación judía casi inimaginable de perdurar contra todos los pronósticos, sin perder nunca la esperanza de un futuro más brillante. El escritor Mark Twain, un admirador del pueblo judío, una vez observo con asombro: “Todas las cosas son mortales, excepto los judíos; todas las otras fuerzas pasan, pero ellos perduran. ¿Cuál es el secreto de su inmortalidad?”
9-Significa tener un pasado con el que estoy inextricablemente unido por las generaciones que me precedieron; que prepararon a sus hijos e hijas para su Bar y Bat Mitzvá; que bendijeron a sus hijos en la mesa de Shabat; que se sentaron en el Seder de Pesaj y anhelaron “El año que viene en Jerusalem” y la venida del profeta Elías; que ayunaron en Iom Kipur, mientras se sometieron a su inventario moral, y celebraron con alegría en Purim con la certeza de que nuestros enemigos habían sido vencidos; y que pasaron el testigo del pueblo judío de generación en generación.
10- Significa vivir de luto perpetuo por todo lo que se perdio en el Holocausto, los pogromos, las inquisiciones, las conversiones forzadas, los exiliados, los libelos de sangre, y las otras manifestaciones mortales de antisemitismo, mientras que, al mismo tiempo, vivir en eterna gratitud por el regalo de la vida, la bendición de oportunidades, y la sagrada tarea que tenemos por delante de encender esa chispa especial dentro de cada uno de nosotros.
11-Significa la alegría de saber que, en mi vida, las oraciones de millones de judios a lo largo de muchos siglos, finalmente han sido contestadas – el estimulante retorno del pueblo judío a la base de nuestra existencia y el renacimiento del estado soberano de Israel. Como el legendario Winston Churchill, un sionista de toda la vida, dijo en 1947: “Materializar la existencia de un Estado judío en Palestina es un acontecimiento en la historia del mundo para ser visto en la perspectiva no de una generación o un siglo, sino en la perspectiva de mil, dos mil, o incluso tres mil años. “. Cuanta razón tenía!
12-Significa mantener el vínculo indisoluble entre Israel y el Pueblo judío. Esta tierra representa no sólo el símbolo, físico, o soberano de nuestra nación, sino también, tanto si elegimos vivir allí como si no- la más alta expresión metafísica de nuestra fe, nuestra oración y nuestro anhelo. Como escribió el salmista: “Por los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos, y llorábamos, acordándonos de Sion”.
13-Significa saber que en la lucha contra el antisemitismo y por el derecho de Israel a vivir en paz y seguridad, estoy luchando por un mundo mejor que contiene una promesa para todas las personas que aspiran a la convivencia en paz y libertad.
14- Significa enorgullecerse de la inmensa contribución judía a la defensa de la dignidad humana. No por casualidad, la Biblia Hebrea – desde la salida de Egipto hasta el mismo concepto de la Tierra Prometida, ha sido fuente de inspiración para los fundadores de América y para el movimiento de los derechos civiles (por ejemplo, la población afroamericana: “Cuando Israel estaba en la tierra de Egipto, deja ir a mi pueblo!”). Y no por casualidad, tampoco, los judíos han estado desproporcionadamente representados en la vanguardia de la lucha mundial por el avance de los derechos humanos. Sorprendentemente, los judíos nunca han estado satisfechos con las cosas como son. Si Isaías y los otros profetas volvieran a la tierra, como críticos perennes del status quo, nos recordarían que, por todo lo que se ha logrado, hay mucho más trabajo por hacer antes de que podamos declarar el éxito aquí en la tierra.
15- Y, por último, como el fallecido premio Nobel Elie Wiesel dijo una vez, no significa necesariamente luchar por un mundo más judío, sino más humano. Ese es el objetivo que anima a nuestra gente, a través de los tiempos buenos y malos, desde el principio de este extraordinario recorrido histórico hasta la actualidad.
En una nota más mundana, hay una historia de una anciana en Nueva York que le pide a su agente de viajes que le haga una reserva para un lugar remoto de Asia. Le advierte que será difícil para ella, que implica aviones, trenes, autobuses, y alguna excursión a una montaña. Ella insiste en que debe ir a ver a un líder espiritual de leyenda. Por último, llega a la base de la montaña, sólo para ver una larga fila de personas delante de ella, todos a la espera de conocer al gurú en la cumbre. Cuando por fin se acerca, un colaborador local dice que, dada la gran multitud, sólo podrá decir tres palabras a la figura religiosa. Cuando por fin es su turno, lo mira a los ojos y dice: “Sheldon, vuelve a casa”.
Que cada judío en todas partes sienta, o tal vez venga a casa a sentir, el sentido de la alegría, la conexión a través del tiempo y el espacio, el destino compartido, la responsabilidad colectiva, y la inspiración diaria que he tenido el privilegio de experimentar a lo largo de mi vida.
Fuente: AJC